Por muy cazurro que sea el hombre, siempre en el fondo prevalece el instinto sexual y el cerebro intenta procesar el resto de la información a duras penas.
Además, el intento de represión de los pensamientos naturales en la parte masculina, hace que sea todavía más dificil concentrarse en otra cosa que no sea mirarle las piernas a la mujer que está delante y fantasear con ellas.
Balbuceos, equivocaciones, frases inconclusas, repeticiones de ideas ya dichas..., ahora ya sabemos que todo tiene una explicación
